El pasado viernes 16 de septiembre, los suecos In-Flames volvieron a Madrid después de dos años sin pisar la capital española. Volvieron con nuevo álbum y con un directo que a algunos nos dejó un poquito fríos.

La banda no vino sola, de teloneros tuvimos a Noctiferia, un grupo de Death/Black Metal procedente de Eslovenia, probablemente uno de los más representativos de dicho país. Yo no conocía a Noctiferia y lo que más destacaría después de lo visto en directo serían los ritmos, son bastante precisos y eso nos lleva a pensar que es una banda con cierto aire técnico, aunque falta por pulir. Tienen también una tendencia industrial que juega bastante con los ritmos a los que me refiero, rápidos y exactos. A pesar de que el batería cometió algunos fallos, pero es probable que estuviera nervioso o le confundieran las guitarras, cuando le salía bien se le notaba más tranquilo y fluido.
Me agradaron también algunos "riffeos" de Uros Livopec (bajista), quien además coreaba de vez en cuando. En cuanto a fallos hablaría principalmente de los coros programados en alguna canción (se trataba de coros graves que hubieran quedado muy bien cantados por toda la banda), y la falta de técnica con la guitarra.

Al ver al batería Mathias Gergeta tocando en un lateral del escenario me pregunté por qué no situaron la batería en el centro (sonaría más adecuadamente), más tarde todos comprobamos que el cantante también sabía de percusión cuando le pusieron a tocar en una batería situada en el lateral opuesto. Digamos que le dieron un poco de importancia a la actitud en el escenario, el intentar sorprender al público, y el ser muy simpáticos (tentiendo a In-Flames de banda principal, es normal). El cantante se acercó bastante a la gente e intentó organizar un gran pogo circular en uno de sus últimos temas.
En cuanto a In-Flames, me sentí ligeramente decepcionado como seguidor de la banda. Se juntaron varios factores negativos que hicieron del concierto uno menos interesante que el que dieron en la misma sala hace 3 años. Empezaré analizando estos factores aunque quiero recalcar que no fue un "mal" concierto, In-Flames es una muy buena banda en estudio y muy cercana al público.

Por 35€ de entrada, uno se espera un gran concierto, sobretodo si sólo van a tocar 1 o 2 bandas. La espera fuera de la sala no fue excesivamente larga (lo normal, siempre más tarde de la apertura de puertas), pero dentro si que la gente estuvo esperando un buen rato tanto antes de Noctiferia como después. Durante las primeras canciones de In-Flames no pudimos escuchar los agudos, probablemente una mala (intencionada o no) ecualización en la mesa de mezclas. Más tarde subieron los agudos y me llevé una sorpresa no muy grata al escuchar los riffs, punteos y solos de Björn Gelotte, el motivó no lo sé, pero está claro que no demostró tocar como hacen en estudio.

A In-Flames siempre les salvarán su increible simpatía con el público y sus fans, pero no considero que el precio de la entrada se ajustase al espectáculo que dieron, además acabaron pronto sin tocar muchos de sus mejores temas. Las que mejor se escucharon fueron las canciones de su último álbum: Sounds of a Playground Fading, especial mención al tema promocional "Deliver Us", segunda canción que tocaron en todo el concierto.

A parte de algunos temas del nuevo disco, tocaron temas clásicos como: Trigger, Only for the Weak, The Mirror's Truth, The Quiet Place, etc. Recuerdo que sonaron mejor la última vez que vinieron, además de que la lista incluía otras piezas musicales realmente bestiales como "Pinball Map". En este sentido tampoco quiero que se me malinterprete, aunque el último disco no me guste especialmente, no por eso va a ser un "mal disco" o "mal álbum", como músico y como periodista musical entiendo perfectamente el impulso que lleva a la banda a querer experimentar, cambiar aspectos de su estilo, innovar o probar cosas nuevas, y eso lo respeto, pero me hubiera gustado escuchar los temas clásicos con mejor calidad y técnica.

Puede que tuviese algo que ver con la calidad del concierto el hecho de que ahora cuenten con un nuevo guitarrista y eso haya cambiado algo la organización del grupo o algún otro aspecto. Este nuevo guitarrista (Niklas Engelin), ya había colaborado con Anders Fridén en "Passenger", estuvo muy activo durante el concierto, correteando de lado a lado y expresando facialmente su emoción al público de forma casi cómica.
Al final no tocaron ninguna Bis, pero tanto el espectáculo visual (saben como utilizar las luces para un efecto notable), como su siempre genial simpatía y trato con el público les salvó; Anders empezó a hablar de lo singular que le parecía el bigote de un espectador y más tarde lo animó para que grabase una canción en video desde el escenario (subido). Los que mejor lo hicieron fueron el batería Daniel Svensson (estuvo a la misma altura que el anterior concierto, un auténtico crack de la batería metal), Peter Iwers (el bajista de siempre), y Anders Fridén (poco a poco se le notaba como perdía la fuerza en la voz, pero aún así lo hizo muy bien).

Así que bueno, en general un concierto entretenido, aunque es una lástima que tuviese tantos fallos, tenía su precio, pero ese no debería haber sido tan alto para el resultado final.